Modelo de
Esping-Andersen.
Gösta Esping-Andersen
ha desarrollado una teoría para explicar las diferencias en las evoluciones del
Estado del bienestar. Su posición rechaza la visión funcionalista marshalliana
que ve el Estado del Bienestar como un producto de la revolución industrial. Para
este autor son las cuestiones políticas y la historia de las coaliciones de clase
lo que explica estas variaciones. Esping Andersen ha distinguido tres tipos fundamentales:
liberal, conservador y socialdemócrata. Esta tipología pone el énfasis en las
relaciones de clase y en el modo en que el estado ha tratado de modificar las
relaciones de mercado.
- El primer modelo, de carácter liberal, tiende
a respetar el mecanismo de mercado como proveedor de bienestar. Se potencia la
protección social privada y la pública ocupa un lugar subsidiario y atiende sólo
a los que son capaces de demostrar la insuficiencia de medios económicos. De acuerdo
con ello la atención del Estado se dirige a los casos marginales, mientras la
franja productiva de la población se tutela con seguros de empresa o privados.
Este modo implica un alto grado de estratificación social y de desigualdad. Son,
por ejemplo, los casos de países como Canadá, Australia y EE.UU.
- En
el segundo tipo, el estado interviene en el mercado, pero no sobre la estratificación
social. Se mantiene la existencia de mutuas y las prestaciones son correspondientes
al rédito de partida. Una de las características es la intervención del estado
en la defensa y mantenimiento de la familia como proveedora de bienes y servicios
sociales. La familia se convierte en uno de los puntales de las políticas sociales.
Su estructura de seguros sociales tiende a fomentar una gran diversidad de sistemas
ligados al corporativismo y al estatus social y profesional. La intervención del
estado es, como en el modelo liberal, subsidiaria. Este es el caso de países como
Austria, Francia, Alemania e Italia.
- En el tercer tipo, el estado interviene no sólo sobre el
mercado, sino sobre la estratificación social. Se da así una preeminencia de los
servicios nacionales únicos y las prestaciones son universales, es decir, iguales
para todos. Este universalismo permite lo que el autor ha denominado la decommodification,
que supondría el grado en el cual individuos y familias pueden acceder a un nivel
de vida aceptable independientemente de su participación en el mercado. Este modelo
tiende así a lograr altos niveles de igualdad social. El caso paradigmático es
el de los países escandinavos.